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Charagua Iyambae es la entidad territorial más diversa en Bolivia.
La autonomía guaraní Charagua Iyambae nace con el sello de la interculturalidad y la integración, y con una composición generacional, intercultural y paritaria de gobierno. Un hito en el proceso de descentralización en Bolivia y un modelo para la réplica en otros espacios regionales.
Guaraníes, aimaras, quechuas, mestizos, menonitas y karais (blancos), todos observaban en un mismo escenario el nacimiento del primer gobierno autónomo indígena de Bolivia. En sus rostros se vislumbraba esperanza. Miraban atentos a sus nuevas 46 autoridades que son tan diversas como sus espectadores, mientras sus capitanes (autoridades del pueblo guaraní) daban nacimiento al autogobierno guaraní Charagua Iyambae, posesionándolas en sus cargos.
Crispín Solano, un líder guaraní de 75 años, afirma que el 8 de enero de 2016, día de la posesión del nuevo gobierno, quedará como un hito en la historia de la autonomía indígena guaraní en el país, pero también como un ejemplo de una nueva forma de gobierno incluyente, participativa e intercultural. La estructura del nuevo gobierno es: Órgano de Decisión Colectiva (Ñemboati Reta), Órgano Legislativo (Mborokuai Simbika Iyapoa Reta) y Órgano Ejecutivo (Tëtarembiokuai Reta).
Solano dice que llegar a este momento es ver plasmado un sueño por el que lucharon desde hace siglos, aunque marca como otro referente el 7 de febrero de 1987, pues en esta fecha los capitanes comunales tomaron la decisión de fundar la Asamblea del Pueblo Guaraní, como una organización matriz interlocutora frente al Estado y la sociedad.
Con el reconocimiento en la Constitución Política del Estado de la Autonomía Indígena en igual jerarquía y sin subordinación a otras entidades territoriales autónomas; y el posterior referendo del 6 de diciembre del 2009, donde los charagüeños ratificaron su decisión de transitar a la autonomía indígena, enfrentaron otro reto aún mayor: elaborar un estatuto autonómico incluyente e intercultural.
Al inicio, la construcción de la norma (2010) se enfrentó a la oposición de las zonas urbanas de Charagua, donde en su mayoría habitan karais (blancos, como los llaman los guaraníes), migrantes quechuas y aimaras, que se desmarcaron del proceso con el argumento de que el número de representantes en la Asamblea Autonómica, encargada de la construcción del estatuto, no había sido consensuado.
"Podíamos hacerlo las zonas (rurales), pero hemos visto que no iba a estar bien. Ha sido un poco difícil, ha habido oposición más que todo de los partidos políticos, porque dentro de la autonomía indígena pierden el poder”, explica Solano. Silvia Canda, quien también fue asambleísta, representante del pueblo guaraní y parte de la comisión redactora del proyecto.
Para lograr la inclusión establecieron audiencias públicas a fin de recoger las propuestas de la población, y para mostrar los resultados del trabajo que se vino desarrollando; y en más de una ocasión, organizaciones de mujeres solicitaron audiencias para incorporar sus demandas. "Fruto de ello es que el Órgano de Decisión Colectiva tiene participación de dos mujeres y dos hombres por zona. Lo propio el Órgano Legislativo: se ha establecido que sea un hombre y una mujer”.
En reiteradas ocasiones se invitó a los sectores urbanos a participar de la construcción del estatuto para incorporar sus sugerencias, "porque el estatuto es para todos. Eso ha sido difícil que entiendan porque primero nos decían que el pueblo guaraní quiere acaparar el poder”, explica Solano.
A pesar de las dificultades en la construcción del estatuto autonómico, finalmente alcanzaron consensos que permitieron la integración de los sectores urbanos al documento. Así lo refleja Marianela Baldelomar, una joven de 24 años, que fue electa como representante de Charagua Pueblo, una de las dos zonas urbanas donde hubo una férrea oposición a la transición del sistema municipal a la autonomía indígena.
"Los cambios generan cierto temor. Uno de ellos fue la incertidumbre que me llamó a buscar información sobre el proceso de la autonomía guaraní. Eso me permitió desmitificar que la autonomía era excluyente, esta autonomía es incluyente”, afirma contundentemente.
La interculturalidad estuvo reflejada también en la elección de las autoridades a los tres órganos de gobierno -el ÑemboatiReta, el MborikuaiSimbikaIyapoa Reta y el Tëtarembiokuai Reta-, por normas y procedimientos propios de cada zona y por voto directo y secreto donde correspondía.
"Yo fui electa por votación secreta. En estas dos zonas urbanas (Charagua Pueblo y Estación Charagua) se vivió la elección por voto secreto y en las otras cuatro zonas fue en asambleas que fueron eligiendo a sus autoridades”, describe Baldelomar.
La asambleísta del Ñemboatu Guasu si bien reconoce que la demanda de la autonomía indígena es propia de los guaranís de Charagua, afirma que no es exclusiva de ellos, sino todo lo contrario. "Si fuera excluyente, Charagua Pueblo y Estación no tuviéramos participación alguna. Al contrario, tenemos nuestras autoridades electas en los órganos que estamos conformando la autonomía”.
Otra muestra de esta diversidad es la composición generacional, intercultural y paritaria del gobierno. Una encuesta aplicada por el presidente del Tribunal Electoral de Santa Cruz, Eulogio Núñez, a las 46 autoridades, mostró que 42 se autoidentifican con la nación guaraní, uno como aymara, uno como quechua y dos no tienen identificación con alguna nación indígena. En cuanto a la representación paritaria, el gobierno tiene 19 mujeres y 27 hombres; mientras en lo generacional se tienen la presencia de nueve autoridades menores de 30 años, un adulto mayor y 36 comprendidos entre los 31 y 59 años.
El Ñemboati Reta como máxima instancia de decisión
Este 9 de enero, el gobierno Guaraní Charagua Iyambae inició su trabajo de manera oficial. La instauración del nuevo modelo, según el Capitán Grande de Charagua Norte, Ronald Andrés, traerá, entre otros, la inversión en las formas de participación verticales que se ejercieron con el gobierno municipal. "Ahora es la base quien lidera los movimientos”, asegura.
El estatuto autonómico designa al Ñemboati Reta (Órgano de Decisión Colectiva) como la máxima instancia de decisión del gobierno autónomo, que a la vez se conforma de tres asambleas en orden ascendente: Ñemboatimi (asamblea comunal), Ñemboati (asamblea zonal) y el ÑemboatiGuasu (asamblea autonómica). Y es precisamente ahí donde radica su poder: la decisión se otorga a las juntas vecinales, en el caso de las áreas urbanas, y a las asambleas comunales, en el caso de las capitanías.
"Los órganos Legislativo y Ejecutivo no pueden decidir sin antes llevarlo al Órgano de Decisión Colectiva. Es una información de ida y vuelta, entre el Órgano Ejecutivo y Legislativo, y el Órgano de Decisión Colectiva; y del Órgano de Decisión Colectiva a la organización indígena que somos nosotros”, explica Andrés.
La asambleísta Silvia Canda refuerza esta afirmación, pues la participación en las asambleas comunales se extiende más allá de este espacio primario. "Siempre, cuando nuestro padres participan de la asamblea (comunal) vuelven a la casa y empiezan a informar, a comentar sobre lo que se hace, qué se ha decidido o agendado. Siempre hay un relacionamiento, por más que uno no participe”, cuenta. Y es que ella inició de esta forma su participación en el proceso autonómico.
La nueva organización también se constituye en una forma de desligar las decisiones que, en el sistema de gobierno municipal, se concentraban en determinadas autoridades que asumían decisiones políticas.
Crispín Solano, que fue electo como concejal en la década de 1990, indica que las decisiones, al estar sujetas a una figura que representaba al partido político, despojaban de autoridad a las organizaciones y comunidades. "Ahora la comunidad tiene poder sobre las autoridades; desde ahí tiene que venir la decisión para su representante. Cuando era partido político nos cortaba todo y quienes decidían eran los dueños del partido”.
Pero aún más tajante al hablar sobre el tema es el asambleísta electo al Ñemboati Guasu por el Área de Conservación, Rubén Ortiz, para quien la conformación del gobierno indígena "acabará con los partidos políticos” que, a su criterio, siempre usaron la representatividad local como una escalera política para asumir funciones, pero "cuando llegan al gobierno se olvidaban” de los guaranís.
Áreas de incidencia
Son diversas las áreas en las que el estatuto autonómico pretende incidir a partir de la conformación del autogobierno indígena. Por ejemplo, en educación, además de apuntar a la recuperación del lenguaje guaraní en la educación formal, pretende rescatar su cultura, tecnología y otros como una forma de recuperar su identidad, explica el responsable de educación de la zona Charagua Norte, Roger Moreno.
En cuanto a la jurisdicción indígena, plantean tres niveles para su administración: la capitanía comunal, como primera instancia de decisión; la capitanía zonal, como segunda instancia; y la interzonal, que se integra por las zonas guaranís como tercera instancia para resolver conflictos.
"Según el grado (de la falta o delito) primero se resuelve en la capitanía comunal, si es más grave o no se logran acuerdos se pasa a la (capitanía) zonal, porque hay directorio. Si el caso es grave y no se lo puede solucionar, se lo pasa a la justicia ordinaria como última instancia. Pero primero se delibera, no se actúa directamente”, explica el capitán de la zona Parapitiguasu, Javier Aramayo.
En la deliberación, la capitanía zonal podría lograr un acuerdo con la familia del o la afectada, y, dependiendo del grado de la falta, podrá determinar una sanción, que muchas veces se traduce en trabajo para la comunidad. "Eso ya se venía practicando desde siempre”, señala la autoridad.
Otra área importante es la descentralización en la administración y ejecución de los recursos económicos de la entidad territorial; ahora, esto se hará en cada zona a través del Ejecutivo y en corresponsabilidad con el Tëtarembiokuai Reta Imborika (TRI) o responsable de la coordinación del gobierno guaraní. Asimismo, los recursos que provengan desde el nivel central del Estado ingresarán de forma directa a las arcas de la entidad, sin la intermediación de la Gobernación, como sucedía otrora, lo cual, a criterio del Capitán Grande de Charagua Norte, Ronald Andrés, representa una gran oportunidad para trabajar con el Gobierno central.
José Luis Exeni, vocal del TSE
Un apunte que se debe destacar es que con esta nueva autonomía asumimos un horizonte normativo, un ideal de Democracia Intercultural como complementariedad de las tres formas de democracia. Lo ha demostrado Charagua en su proceso de elección. No es sólo un ideal que estamos persiguiendo, sino es una realidad. Se ha demostrado que se puede articular y complementar las diferentes democracias, con diferentes ejercicios, diferentes lógicas y diferentes principios democráticos que se han articulado.
Charagua ha demostrado que esto que está planteado en la ley como un horizonte ya es realidad, porque ha habido el ejercicio simultáneo de las tres formas de democracia; y porque han sido un ejercicio con igual jerarquía.
Por otro lado, es importante señalar algunos desafíos: esta nueva autonomía debe gestionar esa interculturalidad, la necesaria convivencia de diferentes identidades culturales que ya ha sido demostrada en un ejercicio de Democracia Intercultural con la elección de sus autoridades, donde han convergido las tres formas de democracia.
Otro desafío que no se lo está viendo y que no se lo ha discutido es el pluralismo jurídico que tiene que ver con que Charagua será el primer territorio donde se administrará de manera complementaria y simultánea la justicia indígena: en las cuatro zonas guaranís a través de sus normas y procedimientos propios; y la justicia ordinaria en los centros poblados. Entonces, hay un ejercicio de pluralismo jurídico en un solo territorio y ése es un gran desafío de cooperación y coordinación.
En ese marco, las 46 autoridades deben articular los intereses, las demandas de los pobladores de las seis zonas, por supuesto con el liderazgo y acompañamiento de los cuatro capitanes grandes a través del trabajo que hagan los tres órganos del gobierno. Implica articular esas diferentes miradas que se van a expresar respecto a visiones de desarrollo, intereses, definición de políticas públicas, al horizonte normativo que va a asumir el nuevo autogobierno.
Estos tres órganos, en especial el Órgano de Decisión Colectiva, es casi un microcosmos de lo que es Charagua. Tienen el desafío de gestionar esta interculturalidad con dos criterios: 1) el reconocimiento de la diversidad, y 2) con el de la unidad. Tienen que combinar esas dos miradas con el reconocimiento de la diversidad, pero con el gran desafío de encontrar núcleos comunes de convivencia y de definición de sus propias decisiones de gobierno.
Mauricio Bacardit, presidente del directorio del Centro Arakuaarenda, Charagua Iyambae
Hasta ahora se ha logrado concluir una etapa que creo ha sido muy provechosa, que ha durado nueve años. Ahora viene precisamente otra etapa. Vamos a ver cómo es la otra etapa porque, aquí, hay que ir buscando consensos entre las seis zonas que tiene Charagua: las cuatro capitanías guaranís y las dos poblaciones citadinas.
Yo creo que hasta ahora el proceso ha sido costoso, largo y muy comprometido. Es un proceso que ha nacido de las bases y esto es lo más interesante. No ha sido una cosa prefabricada, ni un estatuto que ha nacido de un despacho burocrático; sino, ha sido un trabajo bueno y es fruto de la voluntad y esfuerzo que han puesto las diferentes capitanías para que salga adelante esta autonomía indígena que es la primera de toda Bolivia y es una referencia para los otros países, sobre todo latinoamericanos, que están muy interesados en conocer todo el proceso.
De aquí para el futuro se tiene que pensar que tiene que haber diálogo, un encuentro entre todos. Lógicamente, esta autonomía indígena, tal como está planteada y aprobada por el Tribunal Constitucional y las bases de Charagua, plantea un cambio de estructuras, buscando otra organización diferente a la que ha habido como municipio. Y todo cambio de estructuras cuesta. Yo creo que con la voluntad y esfuerzos para todos va a seguir adelante.
Crispín Solano, un líder guaraní de 75 años, afirma que el 8 de enero de 2016, día de la posesión del nuevo gobierno, quedará como un hito en la historia de la autonomía indígena guaraní en el país, pero también como un ejemplo de una nueva forma de gobierno incluyente, participativa e intercultural. La estructura del nuevo gobierno es: Órgano de Decisión Colectiva (Ñemboati Reta), Órgano Legislativo (Mborokuai Simbika Iyapoa Reta) y Órgano Ejecutivo (Tëtarembiokuai Reta).
Solano dice que llegar a este momento es ver plasmado un sueño por el que lucharon desde hace siglos, aunque marca como otro referente el 7 de febrero de 1987, pues en esta fecha los capitanes comunales tomaron la decisión de fundar la Asamblea del Pueblo Guaraní, como una organización matriz interlocutora frente al Estado y la sociedad.
Con el reconocimiento en la Constitución Política del Estado de la Autonomía Indígena en igual jerarquía y sin subordinación a otras entidades territoriales autónomas; y el posterior referendo del 6 de diciembre del 2009, donde los charagüeños ratificaron su decisión de transitar a la autonomía indígena, enfrentaron otro reto aún mayor: elaborar un estatuto autonómico incluyente e intercultural.
Al inicio, la construcción de la norma (2010) se enfrentó a la oposición de las zonas urbanas de Charagua, donde en su mayoría habitan karais (blancos, como los llaman los guaraníes), migrantes quechuas y aimaras, que se desmarcaron del proceso con el argumento de que el número de representantes en la Asamblea Autonómica, encargada de la construcción del estatuto, no había sido consensuado.
"Podíamos hacerlo las zonas (rurales), pero hemos visto que no iba a estar bien. Ha sido un poco difícil, ha habido oposición más que todo de los partidos políticos, porque dentro de la autonomía indígena pierden el poder”, explica Solano. Silvia Canda, quien también fue asambleísta, representante del pueblo guaraní y parte de la comisión redactora del proyecto.
*Las 46 autoridades fueron posesionadas el 8 de enero de 2016.
Para lograr la inclusión establecieron audiencias públicas a fin de recoger las propuestas de la población, y para mostrar los resultados del trabajo que se vino desarrollando; y en más de una ocasión, organizaciones de mujeres solicitaron audiencias para incorporar sus demandas. "Fruto de ello es que el Órgano de Decisión Colectiva tiene participación de dos mujeres y dos hombres por zona. Lo propio el Órgano Legislativo: se ha establecido que sea un hombre y una mujer”.
En reiteradas ocasiones se invitó a los sectores urbanos a participar de la construcción del estatuto para incorporar sus sugerencias, "porque el estatuto es para todos. Eso ha sido difícil que entiendan porque primero nos decían que el pueblo guaraní quiere acaparar el poder”, explica Solano.
A pesar de las dificultades en la construcción del estatuto autonómico, finalmente alcanzaron consensos que permitieron la integración de los sectores urbanos al documento. Así lo refleja Marianela Baldelomar, una joven de 24 años, que fue electa como representante de Charagua Pueblo, una de las dos zonas urbanas donde hubo una férrea oposición a la transición del sistema municipal a la autonomía indígena.
"Los cambios generan cierto temor. Uno de ellos fue la incertidumbre que me llamó a buscar información sobre el proceso de la autonomía guaraní. Eso me permitió desmitificar que la autonomía era excluyente, esta autonomía es incluyente”, afirma contundentemente.
*Maria Nela Baldelomar durante la entrega de credenciales, el 7 de enero de 2017.
La interculturalidad estuvo reflejada también en la elección de las autoridades a los tres órganos de gobierno -el ÑemboatiReta, el MborikuaiSimbikaIyapoa Reta y el Tëtarembiokuai Reta-, por normas y procedimientos propios de cada zona y por voto directo y secreto donde correspondía.
"Yo fui electa por votación secreta. En estas dos zonas urbanas (Charagua Pueblo y Estación Charagua) se vivió la elección por voto secreto y en las otras cuatro zonas fue en asambleas que fueron eligiendo a sus autoridades”, describe Baldelomar.
La asambleísta del Ñemboatu Guasu si bien reconoce que la demanda de la autonomía indígena es propia de los guaranís de Charagua, afirma que no es exclusiva de ellos, sino todo lo contrario. "Si fuera excluyente, Charagua Pueblo y Estación no tuviéramos participación alguna. Al contrario, tenemos nuestras autoridades electas en los órganos que estamos conformando la autonomía”.
Otra muestra de esta diversidad es la composición generacional, intercultural y paritaria del gobierno. Una encuesta aplicada por el presidente del Tribunal Electoral de Santa Cruz, Eulogio Núñez, a las 46 autoridades, mostró que 42 se autoidentifican con la nación guaraní, uno como aymara, uno como quechua y dos no tienen identificación con alguna nación indígena. En cuanto a la representación paritaria, el gobierno tiene 19 mujeres y 27 hombres; mientras en lo generacional se tienen la presencia de nueve autoridades menores de 30 años, un adulto mayor y 36 comprendidos entre los 31 y 59 años.
El Ñemboati Reta como máxima instancia de decisión
Este 9 de enero, el gobierno Guaraní Charagua Iyambae inició su trabajo de manera oficial. La instauración del nuevo modelo, según el Capitán Grande de Charagua Norte, Ronald Andrés, traerá, entre otros, la inversión en las formas de participación verticales que se ejercieron con el gobierno municipal. "Ahora es la base quien lidera los movimientos”, asegura.
*Las juntas vecinales y las asambleas comunales son las principales instancias de decisión.
El estatuto autonómico designa al Ñemboati Reta (Órgano de Decisión Colectiva) como la máxima instancia de decisión del gobierno autónomo, que a la vez se conforma de tres asambleas en orden ascendente: Ñemboatimi (asamblea comunal), Ñemboati (asamblea zonal) y el ÑemboatiGuasu (asamblea autonómica). Y es precisamente ahí donde radica su poder: la decisión se otorga a las juntas vecinales, en el caso de las áreas urbanas, y a las asambleas comunales, en el caso de las capitanías.
"Los órganos Legislativo y Ejecutivo no pueden decidir sin antes llevarlo al Órgano de Decisión Colectiva. Es una información de ida y vuelta, entre el Órgano Ejecutivo y Legislativo, y el Órgano de Decisión Colectiva; y del Órgano de Decisión Colectiva a la organización indígena que somos nosotros”, explica Andrés.
La asambleísta Silvia Canda refuerza esta afirmación, pues la participación en las asambleas comunales se extiende más allá de este espacio primario. "Siempre, cuando nuestro padres participan de la asamblea (comunal) vuelven a la casa y empiezan a informar, a comentar sobre lo que se hace, qué se ha decidido o agendado. Siempre hay un relacionamiento, por más que uno no participe”, cuenta. Y es que ella inició de esta forma su participación en el proceso autonómico.
La nueva organización también se constituye en una forma de desligar las decisiones que, en el sistema de gobierno municipal, se concentraban en determinadas autoridades que asumían decisiones políticas.
Crispín Solano, que fue electo como concejal en la década de 1990, indica que las decisiones, al estar sujetas a una figura que representaba al partido político, despojaban de autoridad a las organizaciones y comunidades. "Ahora la comunidad tiene poder sobre las autoridades; desde ahí tiene que venir la decisión para su representante. Cuando era partido político nos cortaba todo y quienes decidían eran los dueños del partido”.
Pero aún más tajante al hablar sobre el tema es el asambleísta electo al Ñemboati Guasu por el Área de Conservación, Rubén Ortiz, para quien la conformación del gobierno indígena "acabará con los partidos políticos” que, a su criterio, siempre usaron la representatividad local como una escalera política para asumir funciones, pero "cuando llegan al gobierno se olvidaban” de los guaranís.
Áreas de incidencia
Son diversas las áreas en las que el estatuto autonómico pretende incidir a partir de la conformación del autogobierno indígena. Por ejemplo, en educación, además de apuntar a la recuperación del lenguaje guaraní en la educación formal, pretende rescatar su cultura, tecnología y otros como una forma de recuperar su identidad, explica el responsable de educación de la zona Charagua Norte, Roger Moreno.
*La educación pretende recuperar la identidad guaraní.
En cuanto a la jurisdicción indígena, plantean tres niveles para su administración: la capitanía comunal, como primera instancia de decisión; la capitanía zonal, como segunda instancia; y la interzonal, que se integra por las zonas guaranís como tercera instancia para resolver conflictos.
"Según el grado (de la falta o delito) primero se resuelve en la capitanía comunal, si es más grave o no se logran acuerdos se pasa a la (capitanía) zonal, porque hay directorio. Si el caso es grave y no se lo puede solucionar, se lo pasa a la justicia ordinaria como última instancia. Pero primero se delibera, no se actúa directamente”, explica el capitán de la zona Parapitiguasu, Javier Aramayo.
En la deliberación, la capitanía zonal podría lograr un acuerdo con la familia del o la afectada, y, dependiendo del grado de la falta, podrá determinar una sanción, que muchas veces se traduce en trabajo para la comunidad. "Eso ya se venía practicando desde siempre”, señala la autoridad.
Otra área importante es la descentralización en la administración y ejecución de los recursos económicos de la entidad territorial; ahora, esto se hará en cada zona a través del Ejecutivo y en corresponsabilidad con el Tëtarembiokuai Reta Imborika (TRI) o responsable de la coordinación del gobierno guaraní. Asimismo, los recursos que provengan desde el nivel central del Estado ingresarán de forma directa a las arcas de la entidad, sin la intermediación de la Gobernación, como sucedía otrora, lo cual, a criterio del Capitán Grande de Charagua Norte, Ronald Andrés, representa una gran oportunidad para trabajar con el Gobierno central.
Puntos de vista
La democracia intercultural es una realidad
Un apunte que se debe destacar es que con esta nueva autonomía asumimos un horizonte normativo, un ideal de Democracia Intercultural como complementariedad de las tres formas de democracia. Lo ha demostrado Charagua en su proceso de elección. No es sólo un ideal que estamos persiguiendo, sino es una realidad. Se ha demostrado que se puede articular y complementar las diferentes democracias, con diferentes ejercicios, diferentes lógicas y diferentes principios democráticos que se han articulado.
Charagua ha demostrado que esto que está planteado en la ley como un horizonte ya es realidad, porque ha habido el ejercicio simultáneo de las tres formas de democracia; y porque han sido un ejercicio con igual jerarquía.
Por otro lado, es importante señalar algunos desafíos: esta nueva autonomía debe gestionar esa interculturalidad, la necesaria convivencia de diferentes identidades culturales que ya ha sido demostrada en un ejercicio de Democracia Intercultural con la elección de sus autoridades, donde han convergido las tres formas de democracia.
Otro desafío que no se lo está viendo y que no se lo ha discutido es el pluralismo jurídico que tiene que ver con que Charagua será el primer territorio donde se administrará de manera complementaria y simultánea la justicia indígena: en las cuatro zonas guaranís a través de sus normas y procedimientos propios; y la justicia ordinaria en los centros poblados. Entonces, hay un ejercicio de pluralismo jurídico en un solo territorio y ése es un gran desafío de cooperación y coordinación.
En ese marco, las 46 autoridades deben articular los intereses, las demandas de los pobladores de las seis zonas, por supuesto con el liderazgo y acompañamiento de los cuatro capitanes grandes a través del trabajo que hagan los tres órganos del gobierno. Implica articular esas diferentes miradas que se van a expresar respecto a visiones de desarrollo, intereses, definición de políticas públicas, al horizonte normativo que va a asumir el nuevo autogobierno.
Estos tres órganos, en especial el Órgano de Decisión Colectiva, es casi un microcosmos de lo que es Charagua. Tienen el desafío de gestionar esta interculturalidad con dos criterios: 1) el reconocimiento de la diversidad, y 2) con el de la unidad. Tienen que combinar esas dos miradas con el reconocimiento de la diversidad, pero con el gran desafío de encontrar núcleos comunes de convivencia y de definición de sus propias decisiones de gobierno.
Diálogo entre todos los actores
Hasta ahora se ha logrado concluir una etapa que creo ha sido muy provechosa, que ha durado nueve años. Ahora viene precisamente otra etapa. Vamos a ver cómo es la otra etapa porque, aquí, hay que ir buscando consensos entre las seis zonas que tiene Charagua: las cuatro capitanías guaranís y las dos poblaciones citadinas.
Yo creo que hasta ahora el proceso ha sido costoso, largo y muy comprometido. Es un proceso que ha nacido de las bases y esto es lo más interesante. No ha sido una cosa prefabricada, ni un estatuto que ha nacido de un despacho burocrático; sino, ha sido un trabajo bueno y es fruto de la voluntad y esfuerzo que han puesto las diferentes capitanías para que salga adelante esta autonomía indígena que es la primera de toda Bolivia y es una referencia para los otros países, sobre todo latinoamericanos, que están muy interesados en conocer todo el proceso.
De aquí para el futuro se tiene que pensar que tiene que haber diálogo, un encuentro entre todos. Lógicamente, esta autonomía indígena, tal como está planteada y aprobada por el Tribunal Constitucional y las bases de Charagua, plantea un cambio de estructuras, buscando otra organización diferente a la que ha habido como municipio. Y todo cambio de estructuras cuesta. Yo creo que con la voluntad y esfuerzos para todos va a seguir adelante.