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En dos actos, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) realizó la Rendición Pública de Cuentas de la Gestión 2020 (jueves 7) e inauguró el Año Electoral 2021 (8 de enero).
La primera actividad contó con la participación de organizaciones de la sociedad civil que ejercieron su derecho al control social, en tanto que en la segunda asistieron, además, representantes de la comunidad internacional.
En ambas ocasiones, se destacó el reto que supuso organizar la elección más compleja de la historia democrática de Bolivia, tras la anulación de los comicios presidenciales el 2019 y las consecuencias de la pandemia por el Covid-19.
El Órgano electoral debió asumir un papel central para concertar la fecha de la elección y para definir las medidas de bioseguridad, como la habilitación de más recintos, ampliación del horario de votación, segmentación de la jornada en dos grupos para facilitar el flujo de las personas y reducir las aglomeraciones, brindar material de protección y la reducción del parámetro para el sorteo a los jurados entre personas menores de 50 años para no exponer a los grupos vulnerables.
Pese a las adversidades, el 18 de octubre en un ambiente pacífico y ordenado se realizaron las elecciones generales, con una participación de 88,4%, marcando uno de los registros mayores de América Latina y del mundo en el siglo XXI.
El resultado de la elección fue reconocido por los contendientes; avalado por la comunidad internacional que desplegó misiones de observación que midieron la elección contra los estándares de integridad electoral; aceptada por las plataformas de la observación local y por la sociedad.
Al mismo tiempo, ambos eventos permitieron que el Tribunal Supremo Electoral ratifique su firme voluntad de conducir un proceso electoral departamental, regional y municipal limpio y transparente, con las debidas medidas de protección de salud.
En ambas ocasiones, se destacó el reto que supuso organizar la elección más compleja de la historia democrática de Bolivia, tras la anulación de los comicios presidenciales el 2019 y las consecuencias de la pandemia por el Covid-19.
El Órgano electoral debió asumir un papel central para concertar la fecha de la elección y para definir las medidas de bioseguridad, como la habilitación de más recintos, ampliación del horario de votación, segmentación de la jornada en dos grupos para facilitar el flujo de las personas y reducir las aglomeraciones, brindar material de protección y la reducción del parámetro para el sorteo a los jurados entre personas menores de 50 años para no exponer a los grupos vulnerables.
Pese a las adversidades, el 18 de octubre en un ambiente pacífico y ordenado se realizaron las elecciones generales, con una participación de 88,4%, marcando uno de los registros mayores de América Latina y del mundo en el siglo XXI.
El resultado de la elección fue reconocido por los contendientes; avalado por la comunidad internacional que desplegó misiones de observación que midieron la elección contra los estándares de integridad electoral; aceptada por las plataformas de la observación local y por la sociedad.
Al mismo tiempo, ambos eventos permitieron que el Tribunal Supremo Electoral ratifique su firme voluntad de conducir un proceso electoral departamental, regional y municipal limpio y transparente, con las debidas medidas de protección de salud.