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Martha Zelade, de la nación indígena Movima, en Beni, cuenta la experienciasu experiencia en la dirigencia política de su comunidad y de la CIDOB.
Cuando apenas tenía 15 años y un bebé en brazos, Martha Zelade asumió la dirigencia de su comunidad en el pueblo indígena Movima, en el departamento del Beni. De la dirigencia comunal pasó a la subcentral, luego a la departamental y ahora se encuentra asumiendo un cargo en la Cidob.
No fue fácil llegar a una representación nacional, cuenta, porque las dificultades son muchas: la falta de apoyo desde sus compañeras y compañeros de dirigencia, la falta de formación además de los escasos recursos económicos con los que cuentan para ejercer este rol.
“Para mí era dificultoso, pero gracias al apoyo de mi hermano que era dirigente de la subcentral, que me apoyó tanto para seguir estudiando y ejercer mi trabajo como dirigente de comunicación. Ese apoyo me ayudó a fortalecer mi conocimiento (en la dirigencia)”.
Para ella asumir un cargo en la representación de su comunidad la empujó también a fortalecer su representación política como mujer a través de otros procesos de formación, porque durante todo este proceso fue venciendo cada una de las dificultades que usualmente se presentan para ellas: la timidez.
“Recuerdo que cuando inicié este trabajo orgánico era muy difícil hablar en público, tenía algo en mente; pero me daba vergüenza decirlo. Me ayudó bastante el proceso de formación en liderazgo de comunicación. Estudié durante tres años, soy técnico superior en comunicación. No solo nos enseñaron a manejar las cámaras, también [nos formaron en] liderazgo y cómo ejercer nuestro derechos. Creo que eso ha sido lo que me ha empujado a la dirigencia departamental de las mujeres indígenas del Beni”, cuenta.
Para Zelade uno de los objetivos que aún buscan lograr desde los pueblos indígena originario campesinos es el fortalecimiento de la participación política de las mujeres al interior de sus organizaciones, porque si bien existen normas que mandan la representación paritaria en todos los espacios de decisión, el relegamiento a las mujeres aún está presente en estos espacios primarios de decisión.
“Entonces ese es el trabajo que nos queda como dirigencia nacional. No talleres de capacitación porque las mujeres no somos incapaces, sino de fortalecimiento de nuestros conocimientos. Tenemos la capacidad, pero falta destapar esa inquietud que tenemos como mujeres para dar a conocer nuestras propuestas”, asegura.
No fue fácil llegar a una representación nacional, cuenta, porque las dificultades son muchas: la falta de apoyo desde sus compañeras y compañeros de dirigencia, la falta de formación además de los escasos recursos económicos con los que cuentan para ejercer este rol.
“Para mí era dificultoso, pero gracias al apoyo de mi hermano que era dirigente de la subcentral, que me apoyó tanto para seguir estudiando y ejercer mi trabajo como dirigente de comunicación. Ese apoyo me ayudó a fortalecer mi conocimiento (en la dirigencia)”.
Para ella asumir un cargo en la representación de su comunidad la empujó también a fortalecer su representación política como mujer a través de otros procesos de formación, porque durante todo este proceso fue venciendo cada una de las dificultades que usualmente se presentan para ellas: la timidez.
“Recuerdo que cuando inicié este trabajo orgánico era muy difícil hablar en público, tenía algo en mente; pero me daba vergüenza decirlo. Me ayudó bastante el proceso de formación en liderazgo de comunicación. Estudié durante tres años, soy técnico superior en comunicación. No solo nos enseñaron a manejar las cámaras, también [nos formaron en] liderazgo y cómo ejercer nuestro derechos. Creo que eso ha sido lo que me ha empujado a la dirigencia departamental de las mujeres indígenas del Beni”, cuenta.
Para Zelade uno de los objetivos que aún buscan lograr desde los pueblos indígena originario campesinos es el fortalecimiento de la participación política de las mujeres al interior de sus organizaciones, porque si bien existen normas que mandan la representación paritaria en todos los espacios de decisión, el relegamiento a las mujeres aún está presente en estos espacios primarios de decisión.
“Entonces ese es el trabajo que nos queda como dirigencia nacional. No talleres de capacitación porque las mujeres no somos incapaces, sino de fortalecimiento de nuestros conocimientos. Tenemos la capacidad, pero falta destapar esa inquietud que tenemos como mujeres para dar a conocer nuestras propuestas”, asegura.