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Para Delina Cumandiri, senadora suplente por Chuquisaca, una formación y capacitación desde la juventud es clave para alcanzar los espacios de decisión.
Según las lideresas indígenas, no es falta de capacidades o propuestas lo que minimiza la participación política de las mujeres al interior de sus organizaciones, sino la ausencia de formación académica y experiencia. Esta última puede ser adquirida con el ejercicio de algún cargo en la dirigencia, pero también se puede reforzar con la formación en temas que hacen al conocimiento de sus derechos fundamentales.
De acuerdo con los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda de 2012, la tasa de alfabetismo en Bolivia alcanzó el 92,54 %; mientras que la asistencia escolar representa el 83,45 %.
Para Delina Cumandiri, senadora suplente por Chuquisaca, una formación y capacitación desde la juventud es clave para alcanzar los espacios de decisión y, en especial, para sobresalir y conocer las situaciones sociales que atraviesan las regiones.
Por su parte, Dina Vaca, asambleísta en el Órgano Legislativo del Gobierno Indígena de Charagua Iyambae, en Santa Cruz, comenta que se formó en las instituciones que trabajan en la difusión de los derechos de las mujeres en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde ella migró de niña junto a su hermano para aprender el castellano. Y piensa que aún resta trabajar en la formación de dirigencias de las organizaciones indígenas, para incentivar a las mujeres a presentar sus propuestas y perder la timidez.
Al respecto, Martha Zelade, de la CIDOB agrega: “No [es necesario hacer] talleres de capacitación porque las mujeres no somos incapaces, sino de fortalecimiento de nuestro conocimiento; tenemos la capacidad, pero falta destapar esa inquietud como mujeres para dar a conocer nuestras propuestas”.
De acuerdo con los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda de 2012, la tasa de alfabetismo en Bolivia alcanzó el 92,54 %; mientras que la asistencia escolar representa el 83,45 %.
Para Delina Cumandiri, senadora suplente por Chuquisaca, una formación y capacitación desde la juventud es clave para alcanzar los espacios de decisión y, en especial, para sobresalir y conocer las situaciones sociales que atraviesan las regiones.
Por su parte, Dina Vaca, asambleísta en el Órgano Legislativo del Gobierno Indígena de Charagua Iyambae, en Santa Cruz, comenta que se formó en las instituciones que trabajan en la difusión de los derechos de las mujeres en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde ella migró de niña junto a su hermano para aprender el castellano. Y piensa que aún resta trabajar en la formación de dirigencias de las organizaciones indígenas, para incentivar a las mujeres a presentar sus propuestas y perder la timidez.
Al respecto, Martha Zelade, de la CIDOB agrega: “No [es necesario hacer] talleres de capacitación porque las mujeres no somos incapaces, sino de fortalecimiento de nuestro conocimiento; tenemos la capacidad, pero falta destapar esa inquietud como mujeres para dar a conocer nuestras propuestas”.