Imagen:
Muchas mujeres la participación política se ve dificultada por las múltiples ocupaciones familiares que deben atender.
Ejercer la dirigencia en una comunidad, ayllu o capitanía no es fácil cuando se tiene también la responsabilidad de cuidar a los hijos y ocuparse de los quehaceres del hogar, roles que en la sociedad son asignados a las mujeres; a lo que se suman los escasos ingresos económicos.
“En el recorrido que hacemos [las autoridades] en los eventos, [vemos que] la menor participación es de la mujer; si llegan es con sus hijos que muchas veces no les dejan atender al evento o al taller, están pendientes de que está llorando o quiere comer, y no proponen cuando se tiene que trabajar. Es por eso que las propuestas de las mujeres muchas veces no están escritas en las leyes que trabajamos como organización”, indica Martha Zelade, representante de la nación indígena Movima en la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), donde ejerce la Secretaría de Comunicación.
“En mi caso he tenido familia que me daba apoyo (…). Estaba en mi manos, simplemente me faltaba financiamiento para compartir con los hermanos de afuera, de otros departamentos y del nivel nacional. Eso también he visto con las otras hermanas: si no tienen emprendimientos productivos, si no tienen ingresos económicos no pueden salir; el hombre puede darles, pero no les manda a participar a un taller o un encuentro. Ahí he visto una debilidad”, sostiene Petrona Flores, quien ejerce la Secretaría de Actas en la Coordinadora Nacional de Autonomías Indígena Originario Campesinas (Conaioc), en representación de la autonomía indígena de Charazani, en La Paz.
Desde la puesta en vigencia de la Constitución Política del Estado (CPE) en 2009, se estableció la participación paritaria de las mujeres en los espacios de decisión política en los diferentes niveles de gobierno; sin embargo, la participación política de las mujeres indígenas de tierras altas y bajas aún se ve dificultada por su entorno familiar y sus escasos ingresos económicos.
“La Constitución nos reconoce el 50 % de participación; pero cuando vemos la realidad no se cumple. Hay municipios donde el 50 + 1 pueden ser mujeres, pero hay otros donde no. Estructuralmente pasa lo mismo, escucho a los hermanos manifestarse con esas ganas de apoyar, pero empecemos por los espacios [locales], que eso sea una forma de promover la participación de la mujer”, afirma Delina Cumandiri, senadora suplente por Chuquisaca, en representación de la nación Guaraní.
“En el recorrido que hacemos [las autoridades] en los eventos, [vemos que] la menor participación es de la mujer; si llegan es con sus hijos que muchas veces no les dejan atender al evento o al taller, están pendientes de que está llorando o quiere comer, y no proponen cuando se tiene que trabajar. Es por eso que las propuestas de las mujeres muchas veces no están escritas en las leyes que trabajamos como organización”, indica Martha Zelade, representante de la nación indígena Movima en la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), donde ejerce la Secretaría de Comunicación.
“En mi caso he tenido familia que me daba apoyo (…). Estaba en mi manos, simplemente me faltaba financiamiento para compartir con los hermanos de afuera, de otros departamentos y del nivel nacional. Eso también he visto con las otras hermanas: si no tienen emprendimientos productivos, si no tienen ingresos económicos no pueden salir; el hombre puede darles, pero no les manda a participar a un taller o un encuentro. Ahí he visto una debilidad”, sostiene Petrona Flores, quien ejerce la Secretaría de Actas en la Coordinadora Nacional de Autonomías Indígena Originario Campesinas (Conaioc), en representación de la autonomía indígena de Charazani, en La Paz.
* Petrona Flores es parte del Órgano Deliberativo de Charazani, en La Paz, y Secretaria de Actas en la AIOC.
Desde la puesta en vigencia de la Constitución Política del Estado (CPE) en 2009, se estableció la participación paritaria de las mujeres en los espacios de decisión política en los diferentes niveles de gobierno; sin embargo, la participación política de las mujeres indígenas de tierras altas y bajas aún se ve dificultada por su entorno familiar y sus escasos ingresos económicos.
“La Constitución nos reconoce el 50 % de participación; pero cuando vemos la realidad no se cumple. Hay municipios donde el 50 + 1 pueden ser mujeres, pero hay otros donde no. Estructuralmente pasa lo mismo, escucho a los hermanos manifestarse con esas ganas de apoyar, pero empecemos por los espacios [locales], que eso sea una forma de promover la participación de la mujer”, afirma Delina Cumandiri, senadora suplente por Chuquisaca, en representación de la nación Guaraní.